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¿Cómo funcionan las pérgolas bioclimáticas?
Las pérgolas bioclimáticas son elementos arquitectónicos que regulan la temperatura de manera natural y automatizada, convirtiendo la pérgola clásica en un diseño contemporáneo.
Estas estructuras cuentan con lamas orientables que permiten ajustar el calor, la luz, la humedad, la lluvia y el movimiento del aire.
Este sistema único permite que la luz del sol entre en invierno y protege del calor en verano.
El funcionamiento de las pérgolas bioclimáticas se ha simplificado con la tecnología moderna.
A través de un mando a distancia, las lamas se pueden orientar en tres posiciones diferentes: abiertas, a 45 grados o cerradas.
Cuando están cerradas, impiden la entrada del sol y la lluvia. Además, un sistema de canales y bajantes dirige el agua de lluvia fuera de la pérgola, manteniendo el espacio seco y protegido.
La instalación de una pérgola bioclimática en terrazas o jardines suele implicar el anclaje seguro al suelo. Pueden tener cuatro pilares independientes o dos apoyados en una pared. También existen modelos portátiles.
Las pérgolas bioclimáticas no sólo ofrecen beneficios estéticos, sino que también contribuyen a la eficiencia energética del hogar.
Al regular la temperatura de manera natural, reducen la dependencia de sistemas de calefacción y refrigeración, ahorrando energía y reduciendo la huella de carbono.
La automatización de las lamas también es clave, ya que se recogen de forma automática, desapareciendo de la vista y dejando el techo abierto.
Además, la tecnología añade un toque de personalización, ya que se pueden incorporar luces LED regulables, altavoces Bluetooth y sistemas de nebulización de agua para refrescar el entorno.
Antes de la instalación, se recomienda consultar con un arquitecto y notificar a la comunidad de vecinos, ya que algunas comunidades tienen restricciones sobre estos elementos arquitectónicos en las terrazas.